Pues bien, después de llevar más de tres años en el gimnasio con las típicas rutinas, clases, cardio... por fin me decidí a meterme de lleno en el mundo del Crossfit y después de casi dos meses puedo decir que ojalá lo hubiera hecho mucho antes; no tiene nada que ver con ir al gimnasio, ni siquiera te imaginas el mal estado físico que tienes hasta que no llegas a Crossfit y haces uno de esos WOD de muerte... pero que satisfacción se siente el que poco a poco consigas terminar el trabajo del día antes de que acabe el tiempo, que cada vez mejoras el movimiento, aprendes y entiendes lo que quieren decir todas esas abreviaturas del WOD y amas cada letra de ellas, que cuánto más duro es el trabajo más lo disfrutas y que el burpee ya no es el ejercicio más temido sino que hay muchísimos más que te ponen a prueba y que los sufres pero que sientes una gran emoción al hacerlos así sea empezando poco a poco con la progresión.
En conclusión, quiero seguir y seguir avanzando, disfrutando cada momento, cada entrenamiento, cada gota de sudor, cada WOD...

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